lunes, 2 de noviembre de 2009




Hija de La Luna I
¿La luz de la Luna puede indicar la vía de la felicidad?
La princesa deslizo suavemente sus largos dedos por la aterciopelada lana de vicuña de su abrigo cuyo colorido rivalizaba con el del crepúsculo, no podía comprender como sus manos eran tan distintas de las de su criada, ambas eran iguales en apariencia, la única diferencia que ella veía era que mientras era una princesa la otra sólo una criada.- Ella también debe conocer la felicidad- se dijo, -claro una felicidad apropiada para una criada-. Pero ella sentía en lo mas intimo de su ser que algo le faltaba para ser completamente feliz. ¿Era la riqueza? Imposible era tan rica como un gobernador de provincia, sus enormes haciendas y hatos de ganado, las amplísimas fajas de bosques que eran de su exclusiva propiedad eran por su sola extensión considerable, ni que decir de lo que heredaría de su padre que estaba en el norte en campaña contra los habitantes de las marismas.
¿Y el amor? , Ella a diferencia de sus hermanas, sí se había enamorado de su prometido, además estaba mejor que los “venerables ancianos” que se habían unido a sus otras hermanas, que eran buenas esposas pero no eran felices.
¿Tal vez la salud? , sólo en dos ocasiones había estado enferma y las había superado muy bien, incluso las pestes que seguían a las campañas no habían tocado a la corte imperial. Había viajado y conocido lugares increíbles mas allá de sus eternos nevados y del rio Yanamayu sus ancestros y guardianes: el enorme imperio que sus padres y abuelos habían formado y que ella gobernaría algún día, era enorme y abarcaba prácticamente todo el mundo que se conocía ;habían enormes ríos cuyo rugir le decía que estaban vivos, glaciares eternos que proveían el agua necesaria para la vida, bosques sombríos de arboles atemporales y susurrantes en los que vivían infinidad de pájaros, incluso los dioses visitaban los bosques bajo la forma del puma y del jaguar o los sobrevolaban como cóndores. En este imperio habían muchos contrastes: La lujuriante jungla de la marca del este aun inexplorada: poblada de animales tenebrosos y feroces, hijos de los mismos dioses, con su gente valiente y salvaje, los mares de arena de la costa que parecían vivos al moverlos el soplido de los vientos del sur, poblados por gente ingeniosa que había dominado el secreto de las aguas en el desierto, la frontera del sur donde no solo la gente era simple y sencilla sino incluso la misma tierra parecía pobre, la marca del norte con sus arboles achaparrados ,el lugar donde el Sol es el triple de lo normal y las aguas del mar son calientes ,un mundo en el que los matices del cielo tienen una batalla perpetua ,sus habitantes aunque llevaban alhajas de oro en las narices aún se devoraban los unos a los otros, pero eran temibles guerreros.
Todo lo que se puede desear o querer ella lo poseía, era feliz incluso más allá de lo que puede serlo una aristócrata de primera línea, pero en las noches de Luna, cuando el resplandor del astro aparecía entre los muros de palacio, y suavemente se posaba sobre las plateadas estatuas de los aposentos de los sacerdotes y sacerdotisas ella sentía que la soledad pasaba a ser melancolía y luego una profunda tristeza como una espiral sin fin que la atrapaba y de la que no podía escapar aunque quería.
Pensaba tal vez que los sacerdotes con su sabiduría de centurias podrían responder el porque de su apatía, así que resolvió consultarles, pero ellos no tuvieron una respuesta satisfactoria, si ellos no podían entonces acudiría a los mismos dioses que habían forjado el imperio en tiempos remotos.
Al amanecer cuando el Sol volvía a despertara al mundo aletargado de su sueño y le comunicaba de nuevo el calor de la vida, la princesa decidió ver al sacerdote mas importante de su linaje, sólo el podía despejar sus dudas.
Sin embargo el gran sacerdote a pesar de toda su sabiduría y toda su experiencia no pudo responder a la princesa, así que ella decidió consultarlo directamente con la Gran Madre: la Luna.
En la gran ceremonia de purificación ella como todas las demás mujeres tenia la posibilidad de consultar directamente a la Luna sus dudas mas intimas, la forma en que se proyectaban los rayos de plateados cuando ella los capturase con su alfiler de plata, en el estanque del templo le daría la ansiada respuesta. Así espero hasta el anochecer y cuando al Luna apareció en el horizonte, se puso de tal forma que pudiese observarla y sus rayos cruzaran el agujero de su alfiler antes de reflejarse en las aguas del estanque. Esperó, pero las caprichosas e indecisas formas de los rayos no el sugerían nada, -tal vez en otro estanque –dijo, y camino hacia el gran estanque cercano a la muralla de piedra que separaba la parte sagrada de la profana. En la oscuridad pudo ver algo -¿Que seria?- se preguntaba, ella se asomó tras los muros y vio a una criatura harapienta y desaliñada: una niña no mayor que ella, que lloraba en un rincón,-¿Porque lloras? -le dijo, la chica no quiso responder, pero la princesa vio que en sus manos habían marcas de golpes, y era claro que la habían golpeado no solo esa vez sino muchas. Quiero ayudarte le dijo, pero en su corazón sabia que eso era imposible ya que era solo una criada, ¿que podría valer la vida de una criada para ella, gran señora de esa provincia?, sin embargo fue como si la tremenda oscuridad que cubría su corazón desaparecía, porque en ese momento descubrió el porque de su tristeza, toda la felicidad que hasta ese momento había gozado era el producto del dolor de miles ,quizás millones, de personas como esa niña que lloraba ,sus palacios vestidos ,fiestas y regalos dependían el dolor de esa gente que viéndola bien no tenía mucha diferencia con ella ,la princesa dudo en si estaba en su poder cambiar el destino de esa desdichada. Podría hacerlo si, pero ¿a que costo?; y su padres ¿que dirían de su actitud ante seres considerados no humanos?; seguramente se molestarían, ¿y su deber como gobernante?, no podía dejarlo.
La princesa seguía dudando, cuando vio el resplandor de la Luna en las tranquilas aguas del estanque, era casi como un susurro , un aviso para tomar una decisión, fue como si al oscuridad que oprimía su corazón desapareciese en un instante: entonces vio que era egoísta , que la luz de la Luna iluminaba por igual a esclavos y amos, justos e injustos , grandes señores y campesinos, ella se decía hija de la Luna pero ignoraba el dolor de esa niña que estaba tan cerca de ella, la causa de su melancolía y soledad era el dolor de esa gente que estaba tan cerca de ella y sin embargo eran tan distintas, tan diferentes a pesar de ser ambas humanas. ¿Entonces porque tal diferencia? ¿Era necesario que tanta gente sufriera esa vida para que ella vivieses sin preocupaciones? O era una confirmación de que ella si descendía de los dioses, no lo sabía con certeza, pero tomó de la mano a la niña con una idea fija en la mente, no podría cambiar el destino de todos, pero el destino de esa niña estaba en su poder; mientras la Luna desaparecía anunciando un nuevo día, ambas se dirigieron juntas hacia su futuro.

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